domingo, 6 de noviembre de 2011

Los Habitantes


Quedo inerte ante la hoja y la pluma, la cabaña y la intemperie que golpea quebrando la vida por fuera. Disfruto un cigarro engañando a mi mente, ganando tiempo antes de que me exija que ponga manos a la obra y comienza a escribir. No hay prisa ahora que todo esta. No hay tiempo que perder pues el tiempo siempre va de segundo en segundo y hoy encontre que los segundos son tan valiosos si los descansas a si los disfrutas o los aprovechas, siempre y cuando hubiera 2 personas. Como cuando la soledad quedara fuera observando por la ventana.

¿Por qué la inspiración se acompaña de algún tipo de ingenio, lógica? Así, mientras encuentro algún tipo de armonía con lo que voy escribiendo. No necesito que estés cerca de mi, aunque moriría porque nunca te fueras de mi lado. Me fui algún tiempo a no se que tierras, a no se que pensamientos, como si mi alma se desprendiera de mi cuerpo y cuando quise recobrar el camino, olvide donde se encontraban esos pensamientos que me llevaran de regreso.

Sentado pienso. ¡No! Siento. No hay correctos o incorrectos, no hay lógica cuando la vida quema y mucho menos cuando quema y te unes a esas llamas con ahínco, como si no quisieras solo quitar el frío de la vida que te ha acogido. Esos brazos fulgurantes, que se amoldan a mis miedos, los acoge y los disipan, son tuyos.
La cabaña parece más hogar de vida que alguna edificación de campo. Todo es mas nuestro, más para nosotros. y aunque nuestro hogar fuera algún otro lar, le pones ese toque que calca una sonrisa al momento de pisar dentro. No cualquiera, y entonces los habitantes que llegan ajenos por primera vez algún tiempo atrás, se convierten en moradores eternos en una abrir y cerrar de ojos.

Que bien se acompaña el cigarro con una taza de café, como tu compañía con la mía y eternas ideas que se deshilan con las palabras que rebasan la linea tiempo. Podemos hablarnos con la vida todo el tiempo que quede, nunca se cansarían las almas, siempre emocionarían las palabras. El sentirlas nuestras, tan familiares como de una historia de toda una vida.

Mientras dormito despierto con las ideas en la mesa, espero tu regreso. Encontré el camino apenas unos días atrás cuando el frío congelaba el cuerpo y camine rápidamente, como si nuestro hogar estuvieran a la vuelta de la esquina. Esas ideas que creía olvidadas, simplemente estaban escondidas. Las mismas que golpearon a mi vida en un tono de alarma, me despertaron en medio de la nada y advirtieron una perdida inecesaria sin no regresara pronto de regreso. No demoré en llegar al llamado de una vida y ahora te espero. Se que aunque lejos o en desconocida ubicación, no perderás el camino y aquí ahora yo te recibo con los brazos de mi alma abiertos.

Escuche en mi camino de regreso que preguntaban por mi; una voz aquejada por los estragos de los últimos tiempos ¿En donde esta el habitante? Cual fue mi sorpresa cuando percate que tu voz buscaba mis labios. corrí dolido buscandote. Algún alarido cuando más el tiempo me pesaba Extraño a mi habitante, en verdad lo extraño mucho... En que momento te escapaste de mis brazos, tan dormido estaba que no percate de tu partida. Imposible mejorar la situación lamentándose, si, herido estaba pero aún así llegaría de regreso, y nunca mas te dejaría sola.

¿Qué tanto puedes pensar cuando la espera te acompaña? Habla y habla y solo quieres que se vaya. Paciencia por obligación y respiro para tranquilizar por resignación. Es necesaria mientras llegas. Me paro aún así de mi lugar y recorro la morada un poco. Todo tan en su lugar que imposible que me cruce la idea de mover algo o acomodar para tu llegada. Una mesa una sala y la fogata, los cuartos oscuros y en silencio apenas alumbrados en va y ven de las llamas jugando en la esquina, se ven felices, emocionadas y saltan de aquí para allá, creo que también te esperan con ansias.

El frió a veces congela los instantes ,como si el tiempo solo pudiera verse encarado por él. Como si dejara todo engañosamente en su lugar, aunque las cosas sigan en movimiento. Tal vez el frío que percate tener me detuvo en un instante feliz y en movimiento cada vez más distante. Cuando recuerdo el fulgor de las llamas, vivas y felices fue como si el tiempo pudiera volverse a mover. Me vi aún sentado con el cigarro en la mano, aún ganando tiempo para comenzar a escribir, pero viendo todo un compendio de hojas a mis pies. Tanta historia escrita y yo esperando como en un instante. Ahora lo recuerdo, la inspiración que faltó a la hora de escribir, simplemente se unió a nuestras vidas y se perdió conmigo en el camino. Y es como si tanto tiempo hubiera pasando, entonces, en un ápice de instante. Descubriendo tu silueta a mis espaldas, nunca te fuiste, solo el tiempo que nos perdió en el camino. Y desde entonces hasta ahora, somos habitantes de nuestros recíprocos corazones. Hoy el tiempo y la inspiración vuelven a sintonizarse como nosotros y nuestros sentimientos y nuestros deseos. Lo habitantes nunca se fueron.

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