domingo, 27 de marzo de 2011

El espejo


Se escucha el sonido de las llaves por fuera del pórtico y una vez abierto, camino dentro de la oscura cadena de cuartos que conforma aquello que llamo hogar.  Suspiro una vez que dejo la sombrilla a la derecha del tapete, que no use fuera mientras el cielo caía sobre de mi, Mientras dejo caer del otro, mi mochila con mi lap debajo del abrigo que la cubría. Me gusta mojarme bajo la lluvia. Es primavera y aunque disfruto más del Sol por costumbre, el agua toma siempre el lugar de mi predilección. Goteo sobre el tapete y mientras adentro mis pasos después del portazo me quito las prendas húmedas.

No prendo las luces, se de memoria el camino y... ¡Mierda!, trompico con el revistero a lado del sofá y alcanzo a meter el brazo para apenas hacer un ligero muelleo sobre el mueble. Claro, ahora recuerdo que el camino adentro esta minado de todas las cosas que no alcanzan a llegar a su lugar, so pretexto de un "ahorita lo hago" y en este caso, tal vez, "estoy cansado y mojado hay que secarse" mientras veo de reojo las sombras de mis prendas mojadas mostrando mi camino cuando me incorporo. Un moretón me lo recordará en un rato. Ademas del golpe seco del revistero en el piso y las revistas ya regadas, el crujido de las maderas avisa la llegada del habitante a su morada y solo contesta el refrigerador que esta trabajando. Bueno pues una visita obligada a la cocina por un pequeño snack para devolver el saludo.

Veamos: jamón, queso panela, una gelatina... ok, go! Cierro la puerta que alumbraba la cocineta y de nuevo a oscuras. Con afán de no caer ahora con el refrigerio apunto con el celular hacia el piso mientras me dirijo a mi cuarto. Fuck! la computadora... haré un viaje de regreso a la puerta, en cuanto deje el recién adquirido alimento en mi cama. Entro y una silueta oscura en el paredón de enfrente. Es el espejo que imita mi entrada dentro de un marco que lo sostiene.



Hola yo, de nuevo aquí como otras cientos de veces... so? Prendo ahora si la lampara del bureaux y reconozco a aquel niño de alma dentro del marco cuando volteo a reafirmar que es el espejo, como si mi paranoia no fuera ya mucha. Un poco mojado, un poco viejo, un poco demacrado pero al fin un niño aun reflejado.  Que bueno que aun sonrió y río cuando me veo. Si, la vida me ha dado palos a granel, ¿el ultimo? el moretón ya verdaseo que alcanza a asomar por debajo de mi rodilla.

Pero bueno fuera que el espejo solo criticara mi físico cada que entro. Si mi madre me viera llegar así, seguro lo haría iso facto pero no, el espejo siempre quisquilloso no solo me refleja, me traspasa y recorre a mis espaldas el resto del cuarto hasta la entrada. Ni aunque llegara vestido al cuarto me perdona. Si salgo es para que cuando regrese, me regales un "¿te hiciste algo? te ves diferente, ¿sabes?" o de menos algo desaire como "parece que ahora no te fue tan mal como ayer...". Al final siempre la misma imagen, y un día de vida más. Me veo niño si fijo un poco la mirada y me termino reconociendo acorazado en cuerpo de adulto. Si, es la vida... gracias espejo por recordarmelo y criticarme cada día. 

Salgo al baño por una toalla, seco mi piel mojada y regreso al pórtico y ahora visto ligero con atuendo entre hogareño y me vale madres dirijome por la mochila al pórtico. Una mordida al rollo de jamón antes del viaje a la entrada y un vaso de leche antes del viaje de vuelta a mis aposentos. 

Alguna vez pensé en quitar ese viejo espejo...

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