10:45... el vuelo sale en 15 minutos y no te veo. No esperaba hacerlo después de todo. No esperes nada de nadie... solo lo peor... y he acertado muy a tiempo. Años pasaron pero tal vez era una materia larga y hoy he decidido graduarme con honores, borrarte de la faz de mi vida, bueno... en tal caso, he decidido partir para no volver, para no volver a verte y que despiertes aquella marabunta de dolencias que me enciman facil 30 años más de los que tengo. Soy muy joven aun para cargar con dolencias del corazón tan profundas.
Me recuerda la recepcionista a lado de la entrada de abordar que me quedan 10 minutos antes de cerrar la puerta, y sin querer me recuerda que pronto será más factible olvidar que esperar y recordar angustiado. OK, lets move. La última sonrisa que me regala aquella mujer, tal vez el mejor recuerdo que me lleve. Quisiera abrazarla aunque me crea loco y decirle cuan agradecido estoy de que me despida. Sonrío levemente y me dedico a levantar mis cosas para abordar. Y en eso, sabía que no debía voltear, sabía que estarías ahí a lo lejos llegando, impuntual como es tu costumbre. Bueno 5 minutos de sufrimiento y después a vivir... ¡a vivir de verdad!
Te saludo con más tono de despido, y alejo mis pasos guardando una distancia prudente entre tu, mi tentación y mis deseos por estrecharte y vivirte una vez más. Y silencio. ¿Que me queda decirte después de vomitar por años palabras bien escogidas, suplicas tal vez, peticiones, palabras de amor, y frustración? Solo me queda una melancólica mirada y esos 30 años que me regresaron en cuanto te vi. Juro que te los dejo en cuanto me suba al avión... 4 minutos, solo 4 minutos.
Que injusto saber que ahora que me voy, tu te quedas con aquello que nunca quisiste. Es como guardar cajas vacías en tu armario sabiendo que nunca las usarás, pero con la esperanza de que algún día te sirvan de algo. ¡Porque algo si te digo, no me las llevo conmigo! Calma.
Me doy cuenta que en mi monologo interno, no has dicho una sola palabra, ¿entonces a qué habrás venido? Me inquietas, me inquieta ese silencio que ya es invitado que no podría faltar a nuestros encuentros. Me inquieta tu persona, ver tus ojos, aun a distancia sentir tu esencia, poder oler tu aroma. Como última persona que quisiera ver, lo quería, pero a la vez no. 3 minutos.
Apenas escucho el sonido de lo que parecía un quejido y alerto mis sentidos ¿Qué? Lo siento, hoy no hablare más, no diré mas monólogos, ni recitare mis manías ni frustraciones. Estoy a 2 pasos de irme y he dejado hasta mi último aliento aquí, contigo. Y no mas. Me llevo mis restos a armarlos lejos de ti, de este mundo, de esta vida. 2 minutos. Y aun aquí parados. De reojo volteo a la entrada y la recepcionista de los boletos, sonríe levemente como si quisiera arreglar mi semblante desencajado Cuando entiende la magnitud del par de personas enfrente, sin quitar la sonrisa voltea desairadamente a voltear a otro lado. En definitiva, no olvidare su sonrisa, lo mejor que me llevare, gracias. Y cuando volteo nuevamente, te muestro la misma cara apagada de cada día, y tu el mismo silencio, la misma faz inexpresa de aquella que no tiene nada que decir, que no se hinca ante el holocausto. Esta bien pues, adelantemos la partida. Adiós. Para alguien que se perdió lo más importante de una amistad y de un amorío, es respuesta justa y suficiente.
- Espera..
¿Por qué justo antes de irme? 1 minuto. ¿Qué pudieras decirme en menos de un minuto para cambiar años de historia? ¡Nada! Ahora déjame ir. Pero cuando doy cuenta, no puedo moverme, es como si embelesaras mi cuerpo y con un solo susurro evitaras mi partida alcanzando a decir Te quiero, no lo olvides. Y me tienes nuevamente. Me hierve la sangre... pero no puedo. Dentro de la tragedia que vivimos, se la gran persona que eres, y que seras ahora por tu camino. Gracias por todo.
Me he purgado y tal vez en un futuro nuestros caminos se vuelvan a encontrar. Me paro un instante en el filo de la puerta y cuando volteo para abrazarte, te has ido. Justo. Nuestra historia se compuso por momentos, ínfimas decisiones que llevaron a grandes acontecimientos, y así tenía que terminar. Not the right place, neither time. Ahora entro al túnel y nuevamente aquella mujer me sonríe y comprende la pesadez y a la vez el alivio de mi partida. Sonríe ahora, es una sonrisa radiante, y deposita el primer céntimo a mi vacío corazón que trataré de armar y llenar en algún otro lugar.