Ayer me llego una imagen clarisima en verdad. Justo mi mente, tan retorcida y llena de 25, ya casi 26 años de vida, regreso 9 años... a un momento donde todo era tranquilidad, felicidad.
Abrí los ojos y vi mi entorno, vi que no mucho había cambiado, era la misma sala y arquitectura practica que evocaba una casa que no era mía, donde apenas en aquellos tiempos había visitado contadas veces; la misma televisión y colección de películas, las mismas escaleras y tenue luz apenas alcanzándolas, el mismo tapete, y misma persona.
La vi a los ojos y fue como si nada hubiera pasado, no había cambiado. Aún guardaba la inocencia y aquella chispa en su mirada, sus labios aun estaban ahí, aquellos que tantas veces he besado. Me veía intrigada como si esperara a que le dijera el porque de mi silencio.
Solo alcancé a contestarle la mirada y sonreír con lagrimas. No entendía que pasaba, su semblante desencajaba un poco, pero esa chispa no desaparecía. Aun estaba presente esa alegría con la que siempre me recibía y solamente me abrazó. Estaba confundida, pero acorde en convencerla de que estaba más feliz que nunca.
Mi mente regresó como si tuviera 16 años, pero había vivido ya 25, sabía que esa chispa desaparecería pronto, que ese semblante tan inocente se tornaría sombrío y duro, que los sentimientos que apenas aprendían a aflorar pronto se percatarían de que era mejor guardarlos en lo más profundo de un vacío inexplicable y que solo explotarían a través de sus besos furtivos y engañosos a ojos ajenos que no fueran los nuestros.Sabía nuestra historia, que errores cometeríamos y no alcancé a decidir que hacer.
¿cometería los mismos errores tan solo para asegurar que aunque después de tanta historia y sufrimiento hoy, cuando regresé, seguiríamos juntos? ¿O podría intentar esforzarme al máximo para vivir una historia diferente, mejor, con el riesgo de que las causalidades, azares o cualquier otra cosa, dictara un destino separado?
No alcancé a decidir.
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