domingo, 12 de junio de 2011

Nada nuevo


Siempre a la misma hora esperaba en la esquina de aquel lugar predilecto para mi soledad el va y ven del viento, de menos. O cualquier tipo de acontecimiento, desde la mordida de una hormiga, hasta, tal vez, el fin del mundo. Uno nunca sabe. En acostumbrada espera solía consumir un par de cigarros y uno que otro desairado sorbo de café. Siempre es bueno acompañar cualquier cosa de aquello que más disfrutas. En fin. Fue un día lluvioso aquel. Apenas una brisa de lluvia que humedecía mis mejillas y en retorno me dama de menos 10 minutos de Sol de vez en cuando. 

Me habían dicho que no podría apreciar aquello que buscara con los audífonos puestos. Yo, necio, aunque cierto fuera, me gustaba apreciar lo que fuera que pudiese pasar con algo de buena música. Bunbury siempre me acompaña a estos Viajes a ninguna parte, (parafraseando). Y entonces aquel día espere. 

Carmen Jones sonaba y yo tarareando de forma distraída observaba lo que estuviera enfrente. Apenas unos cuantos coches pasar. un par de transeúntes concentrados en su andar ya sea por obligación o por que los domingos no se acostumbra andar por las calles. Es día de descansar, de estar con la familia. Pero yo si. Cansado por el Sol que ahora ya caía con fuerza, me obligo a sentarme. Un poco de café y sigo observando. n poco de sudor pro la humedad y no me muevo de donde estoy.

Y esto que cuento es lo más puntual que he podido describir de aquel día. Es tan diferente poder hacer lo mismo que te gusta por gusto que aquello que haces por necesidad y aprendes por gusto en la semana. Definitivamente el trabajo no te da este tipo de oportunidades. Una que otra vez, daría un par de pasos a otro lado como previendo que algo grande pudiera pasar. Y yo en primera fila para observar. No pudiera ser mejor. Volteo al piso de vez en cuando no por aburrición, cierro los ojos a veces, no por cansancio. Pero todo pudiera traer una oportunidad de algo, no se, lo que fuera.

Conforme el día se despedía. El ambiente se torno aún más fresco. Ya casi no alcanza el sol para hacer agradable el clima dando paso a la oscuridad apenas velada por un centinela en el cielo. No es lo mismo, no calienta, pero gusta más esa luz tenue en el cielo.  No faltará mucho para retirarme a algún otro lugar, a algún otro instante. Y ya todo pudiera haber pasado.

El recuento. Un par de hormigas jugando por mis pantalones. decidí tratar de devolverlas por su camino en el pavimento. Apenas un centenar de coches de diversos modelos, de variados colores. Los recorrí uno a uno con la mirada tratando de ir más allá de los vidrios, los que pude. Varios pájaros en los cielos volando, otros posándose en los arboles y cantando. Creo que apenas los escuche. alguna veintena de viajeros en los que destacaba un niño solitario y alegre. Caminaba como si su familia estuviera a su alrededor observándolo, protegido, seguro, sin preocupaciones. Y casi 3 discos de Bunbury. 

¿Como pudiera decir que no hubo nada nuevo?

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