"el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo"
Proverbio chino
Baje la mirada a la taza de café que tenía entre mis manos, como aquello que un niño no quiere entregar. Sorbo, espero un buen rato y entonces te miro. Apenas alcanzo a robarme tus más fugaces pasos cuando volteo nuevamente a mirar mi taza. No se ha ido... ¡voltea de nuevo! Y no puedo. Entrada la noche quedaba a merced de tu recorrido hacia la entrada y me gana la pena de mantenerte la mirada. Yo ya esperaba desde hace un rato, muchas voces, ruidos y miradas alrededor de mi misma mesa. Y apareces y todo se nubla, todo se calla, como si fuera el gran silencio antes del fin del mundo. ¿y como no? tal aparición por más diaria que sea es como un gran evento, pienso.
Te doy la espalda más por mi inamovible lugar en la redonda que por forzar a mis músculos contraidos a hacer un esfuerzo más notable (por mi y por todos) para seguirte toda la faena y te pierdes allá adentro como tantas otras veces, es la costumbre de admirarte y no poder moverme. Ya lo había intentado en un cuasi cómico intento por hablarte, fallido y tal vez recordado por algunos cuantos ajenos e interesados por tan patético intento, en un caf[e puedes encontrarte de todo para divertirlos y eme aquí para ellos. Pero al vez un intento más... tal vez no. Explota el sonido y el desorden que habían pasado a nublarse a tu paso me observa como quien parece reír y acostumbrarse cada día a que pase. No es secreto y todo mundo lo sabe.
Sin ir más allá de una sonrisa torcida, que apenas pude alcanzar a mostrar, toma su café y sorbe. Acto seguido, hago lo mismo y seguimos la platica incómodamente para mi.
Pero ¿Qué pasa cuando por tanto tiempo, por tantos días has hecho el mismo recorrido? Simplemente no pude evitar notarte, y mas bien me recrimino, ¿¡por qué no pude notarte antes!? Como aquella mariposa que con su aleteo pudiera mandar una brisa al otro lado del mundo. Tantas oportunidades que tuve no solo ahora, antes, mucho antes, pero nunca cruzamos caminos... ¿y ahora?
¡Ey! - Enciendo un cigarro y doy otro sorbo al café ya tibio. De fondo Bunbury y "Es hora de hablar". Y todo en calma nuevamente, ¿o no? Debí haber visto el huracán que habías formado con tu simple paso. ¡¿Cuanto tiempo paso?! No lo noté y ahora volteo simplemente a decir al momento de levantarme con las rodillas casi inmóviles. Es ahora, el momento es ahora....
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