¿Qué pasa cuando un día te levantas y no hay nadie en tu casa? OK, ps me bañe ,me arregle y salí… El destino hoy me llevo a la Noria. ¿Por que no? El Dolores Olmedo siempre es una opción aunque Frida se haya ido de viaje a Europa, El que se queda a cuidar la casa siempre es el hombre. Entonces con las obras de Diego Rivera me bastó. Personas hay millones en le mundo. Si piensas que en este momento hay alguien que se esta comiendo las uñas mientras espera nervioso en la parada de un autobús, seguramente en alguna parte del mundo lo habrá. Pero cuando conocerás a esa persona que imaginaste. Yéndonos más cerca de nuestro circulo social, puedes saber de una persona sin necesidad de que hable. Lo ves, lo observas, lo estudias y casi siempre podrás saber, de menos, que esperar de ella. Para personas sensibles del alma, a Diego Rivera definitivamente lo conoces a través de su arte.
En mi recorrido del museo pensando en estas letras quise además mostrarles una que otra imagen de lo que estoy casi seguro que de menos han visto una vez en su vida, pero en cada sala me encontraba un celador que decía: ”Ejem… no puedes usar tu celular dentro del museo…” o “no puedes sacar fotos dentro de las salas”. En fin, puedo decirles que de menos una escultura de barro de 2 xoloitzcuintles abrazados me hizo el día jaja. Parecían compadres “mala copeando”. De lo más rescatable estaban la mesa del sapo-rana y los atardeceres.
(de lo que pude tomar...)
En especial los atardeceres me transportaron al ultimo viaje que tuve. Acapulco. Pueden decir que Acapulco ya pasó de moda, que lo “in” hoy son los Cabos o Playa del Carmen o yo que se… pero si toman en cuenta que llevaba casi 8 años sin salir mas allá del DF, se disfruta y más aún con la compañía que lo vivió conmigo. Si hay algo que no puedo dejar pasar cada que salgo a una playa (claro, como salgo mínimo 10 veces al año…¡FAIL!) es disfrutar un atardecer, y de menos hoy el señor con cara de sapo me dio 25 atardeceres diferentes los cuales pude disfrutar como si estuviera el mar cubriéndome los pies. (Como quisiera regresar el tiempo y estar de nuevo ahí, parado frente a 2 titanes que pelean por una estrella)
Pero mi objetivo principal de mi visita al museo era la sala de arte popular. Desgraciadamente aún no estaban todos los esqueletos de la exposición del Día de Muertos. Hidalgo, Iturbide, Zapata, Obregón ya se podían ver pero muchos otros aun estaba empaquetados. Finalmente termine a la vuelta del museo tomándome un “diablito” con José el de los raspados. $5 pesos del museo y $30 pesos del raspado bien valieron la pena. No se ustedes pero, independientemente del titulo de este post, puedo decir que es grato conocer gente y escuchar lo que tal vez muchos no quieren escuchar. José lleva mas de 20 años vendiendo raspados. Empezó en el Parque de los Venados y con el tiempo se fue moviendo hasta terminar en la Noria. Para los que no quieren saber y solo quieren un raspado, pueden verlo ahí a la vuelta del museo. Regresaré en un par de semanas a ver si se me hace ver la exposición completa.
Pero, OK. “Entre más conozco al hombre, mas quiero a mi perro”. Cito lo que Oscar Wilde algún día dijo porque hoy llegó a la familia un nuevo miembro, de raza Callerman, pelaje claro y áspero como zacate, pequeño y muy ávido de cariño. Su nombre: Dexter. Que conste que mi hermano tuvo la idea aunque pobre perro, yo no le hubiera puesto así, la verdad. Con un Dexter rondando es más que suficiente y no precisamente el de la serie. Después contaré acerca de eso.
(Dexter)
Y pues sí, Oscar Wilde a veces tiene la razón, entre mas conoces a la gente, mas quieres a tu perro. Si hay algún ser fiel, leal y que siempre te acompaña ese es el perro. Por lo tanto Dexter es un miembro más de nuestra familia. ¡Saludos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario