He regresado aquel lugar que lo vio nacer, aquello, lo mas extraordinario del mundo, eso que te rompe el pecho en mil pedazos pero no te mata, que no lastima a menos que muera, que aunque estalles te sientes feliz. Si, he regresado a aquel lugar que, irónico, también alguna vez lo vio morir.
Ninguna vez lo alcance a ver, me retire rápidamente para disfrutarlo y emocionarme, me retire después para morir lo más antes posible esa noche, para no mirarlo al día siguiente. Y este día he regresado, sin aquello que me rompió el pecho, ni aquello que años después lo destrozo, regrese sin esperarlo, pero lo hice. No lo vi, me adentre y no desespere cuando vi que ya no estaba o que aún existía. Y esa noche me quede a esperarla, sin prisa más que de no retirarme esta vez.
Y así fué, me lleno aquel vacío de melancolía, de regresar el tiempo y cometer los mismos errores, de tropezar una y mil veces con la misma piedra, tan solo para que todo fuera igual y nada cambiara, no mejorar, no empeorar, no hacer nada. Solo hacerlo nuevamente
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