Olvida todo. Olvida que es lo que te llevo ahí, a donde iras después. Tus problemas, tus pendientes, tus prisas, tu camino. Párate en donde estas y respira. Voltea a ver los a todos los puntos posibles que hay alrededor de ti y observa, ¿Qué ves? Exactamente lo mismo. Vi un poste verde, coches detrás. Nada fuera de lo normal. Pero si te quedas parado, si le has prestado un instante al mundo en el que estas parado el te responde. Una pequeña estampa, publicidad de guerrilla, un poste que al verlo era verde y al observarlo es una pintura vieja, desgastada, corroída por todo lo que lo ha tocado alrededor, unido a una acera igualmente cansada. Y aun más destruida, una calle que ve a cuentagotas pasar enemil cuerpos de diferentes pesos.
¿Qué hay de extraordinario en la ciudad que caminas a diario? Una calle en México por definición no puede ser calle sin que este agrietada o tenga un bache. El amigo Marcelo, no conforme con buscar por todo el D.F. el tesoro de Moctezuma ha decidido no arreglar los recuerdos de las ciénegas que existían desde que México significa el ombligo de la luna. Tu lo sabes, pero no lo piensas. Es como cuando pasa un camión el cual sabes que no te vas a subir porque simplemente no te va a dejar donde quieres. En tu camino de a diario lo has visto muchas veces así como el te ha visto, el poste, la acera y la calle. Ya te lo sabes como ellos te saben a ti. No los conoces, no te molestas en pararte y observarlos por lo tanto lo único que te brindan es lo que tu has visto.
Así, si te paras y dejas de correr como todo fuckin´ mundo, podrás ver que en este equilibrio caótico que existe en la ciudad. Hay personas como tú. Que tienen tatuajes, piercings y otro chingo de madres... que se visten y hablan igual que tú, pero al igual que tú, no se molestan en pararse a observarte.
Que tal si en alguna instante, el que tú quieras, te paras y te das un respiro, olvidas todo, olvidas que es lo que te llevo ahí, a donde iras después, tus problemas, tus pendientes, tus prisas, tu camino. Te paras en donde estas y respiras, volteas a ver los a todos los puntos posibles que hay alrededor de ti y observas. Si te encuentras a una persona que hizo lo mismo, camina y háblale. No te faltaran palabras si te has parado un instante a observar y pensar las cosas, las palabras.
Y así dominas la causalidad, la coyuntura y tu falta de palabras para hablar con esa persona. Te has dado el tiempo para hacerlo.
Inspirado del cuento POR FALTA DE PALABRAS de Haruki Murakami // posteado por Adrian Nube Roja
2 comentarios:
Me detengo, ante mi puedo ver una moneda en el piso, sonrío, una voz dentro de mí me dice, ya tengo para regresar a casa, ¡qué bueno que leí esto, si no no me hubiera detenido!
amen por eso hermano! te dejo una pequeña reflexión del autor ya mencionado:
"Podemos, si así lo deseamos, vagar sin rumbo por el inmenso océano del azar, justamente como las semillas aladas de ciertas plantas revolotean al impulso de la veleidosa brisa primaveral.
No obstante, no faltará quien afirme que hay que negar de entrada la existencia de lo que se suele llamar "azar". Punto de vista basado en que lo ya sucedido, obviamente, se ha de dar por ya sucedido, sin más; y, claro está, lo aún no ocurrido, obviamente, se ha de dar por no ocurrido. En resumidas cuentas, nuestra existencia es una sucesión de instantes aprisionados entre el "todo" que queda a nuestra espalda y la "nada" que tenemos delante. Y ahí no hay lugar para el azar, ni tampoco para lo posible.
Aunque, verdaderamente, entre ambos puntos de vista no existe una diferencia esencial. Lo que ocurre aquí -como suele pasar en cualquier confrontación de opiniones- es lo mismo que sucede con ciertos platos: reciben nombres distintos según los países, pero el resultado no varía.
"Todo esto es pura alegoría".
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