Una mesa para solo 2 y un sin fin de pensamientos tan mudos como el eco de las platicas aledañas. Estoy serio y solo veo como se deshoja mi cigarro en el cenicero como si esperara que en algún pétalo de ceniza encontrara alguna respuesta. Y nada. Volteo a ver mi taza de café y sopretexto alterno entre sorber y arrancarle una fumada a mi cigarro. Siento su mirada y sus cuestionamientos. Me pesan tanto como los míos.
(Parafraseando)¿Estas bien? y sale una bala en mi dirección. La esquivo en silencio y apenas volteo de reojo pero no puedo regresar al camino y observo sus ojos ahora, buscando aquella respuesta. Nada tampoco.¿Qué digo? ¿Qué digo que nos pueda dejar a los 2 tranquilos? ¿Qué digo que ademas, pueda ser verdad? Tanto silencio de un caos magnificado entre colores, aromas y sonidos en mi cabeza como afuera. Doy pie a la explicación que de todos modos no tendrá respuesta aún. Y doy cuenta de lo que ya había pensado. He caído no solo en sus brazos y me he quedado sino también en una ruleta rusa con un cartucho para 3 corazones. Otra vez no... Alguna vez ya había sido victimado. En automático y como mecanismo de defensa enciendo la música en mi cabeza. Es abrumador tanta simpleza. Se que no recordare tajantemente esto que escribo cuando lo escriba. La música no suena fuerte, pero si lo suficiente para acallar los ecos del recuerdo. Tanto me lastima y no quiero.
No se ha dado cuenta pero ha comenzado a entender. Ha comenzado a conocerme de verdad. No sabe que mis ojos hablan por mi vida y aquella vida se siente devorada por la incertidumbre cohersitiva de una respuesta non-grata para uno. Esa bala no la esquivo. Apenas recuerdo esa pregunta (parafraseando) En el hipotético caso ¿Qué pasaría si me me doy cuenta que la regué y digo no, siempre si? Una pregunta más al archivero y doy la respuesta tan verídica y diplomática. Depende del caso. Y explico. Es verdad pero no incluyo sentimientos ni arranques de dolor e impotencia en la respuesta. Es sensata, es calmada. Es verdad.
El cigarro se ha deshojado por completo. No esperare mucho para arrancar otro de aquel jardín lapidario. Costumbre gusto y deflexión. Me agobio tanto como ella. Lo se ahora. Que impotencia el sentir que no tienes las respuestas y que tormento el crear más preguntas a partir de las mismas ausentes. Aquel que mata pero que, cuando peligra su vida, recuerda que tan pesada es la decisión de victimar. Es sencillo pero nada tan bueno puede ser tan sencillo. Si se tienen pero pesa la mano a la ahora de apretar el gatillo. Sería lo más antiromantico, sería la felicidad, sería la baja de algún conocido y antiguo soldado. Sería la fuerza del rio siguiendo su cause sobre una presa. Sería el flujo natural de apenas casi 2 meses. Serían muchas cosas, pero nunca sería perfecto.
Lo más sensato que me queda después de tan malherido trecho es salvar a aquellos que pueden ser salvados. Nuevamente me siento carne de cañón, escalón escalado si ser a propósito. Pero que si hay bajas, que no sea ella aunque pese ciega y con espada el peso de la balanza en sus manos. Ella me ha demostrado que merece ser feliz aunque no cruce mi camino y contagie la felicidad. Puede tirar la espada y dejar de ser justa justiciera. Ser ella, ser feliz. Pero la venda de los ojos parece perpetua. He notado que tan ancho corazón no podría flaquear los músculos del brazo que nos sostiene, antes pudiera ella ser la baja y dejarnos apenas maltrechos para tardar una vida más entera en volvernos a parar, pero no muertos. Pensaría ella. A veces apenas cegado, siento que su corazón es tan grande que hincho el mio no por competir, sino para que llene el espacio vació del mio con el sobrante suyo.
¿Nada que un café cure? Lo dudo. Un café fue la que me la presento a mis ojos y quede prendado. El mio sabe más dulce desde que lo comparto con ella. Y si se va solo sería agua extraña a mis entrañas, quemante a mis papilas, tanto que perdería el sentido del gusto, de la vida. Odio ser romántico a veces... Pero la baraja nuevamenteme me ha dado un comodín y la mano es fuerte, las 3. La casa gana, ahora, la casa simplemente decide. Por derecho de su amplio corazón a quién salvar. Y el caos es perro. Tanto que aunque la casa sea LA CASA pudiera hacernos perder a todos. No peleo con el, sino por ella. Y a el que le aproveche jugar en otra mesa. Perdió su racha y su mano. Pero ella no lo ha dejado ir. ¿Qué tanto pudieran ser casi 5 años? Si es una loza pesada, lapidaria igual que mis tabacos. Una historia apenas contada en un ápice de historia y en un pedazo de alma de algún ser humano. Tan inmenso es que parecemos hormigas peleando contra algún gigante humano. Alguna piedra en el zapato o alguna roza que caiga filosa en el corazón y no deje vivir. A veces grande, a veces pequeña, pero a veces, siempre ahí.
Se que me quiere y yo solo quiero ser merecedor de aquel lugar suya misión se el hacerla feliz. Difícil misión. Kamicaze, suicida. Yo cargue aquella bala en la pistola. Era para mi. Pero todos jugamos y todos tenemos la posibilidad de perder. ¿Como pudiera esperar una respuesta que en verdad nos resuelva esto tan sencillo si escucho el silencio de la mesa y el eco del caos que igual yerme en su cabeza? De todo y de nada pensamos. Aunque yo ya he decidido hacer trampa y jalar del gatillo hasta que la bala salga. Finalmente aún habría una mínima posibilidad de descargar la bala y dejar que el destino se encargue. Como dije, la fuerza del río siguiendo su cause sobre una presa. El flujo natural de apenas casi 2 meses. Ese sería el comodín ideal. El que te hiciera ganar la mano.
Ya es Sábado y un día más que la vivo sin vivirla, ¡Que alevoso me he visto! Pero ¿qué no imparcial también es el destino? Tengo miedo y la incertidumbre implacable y puntual a la llamada de alguna respuesta. Apalea mis pensamientos y los hace añicos. Solo ella, solo ella tiene la respuesta correcta y natural. Por ahora en una mesa donde solo llegamos 2 decide quien se queda y quien se va. El esta esperando e intentando acompañar y la verdad es que no se que pensará ella. Ni de él, ni de mi, ni de nosotros, ni de nada. Todo en silencio y gritando al mismo tiempo. Todo igual que como cuando la conocí, pero ahora nos grita al oído que voltemos y le hagamos caso aunque sea omiso. Y enciendo por último, ahora en mi ventana, esa margarita que despide en la lapida para ser quemada al compás de mis labios. Que termine pronto esta novela, que termine y me deje morir y vivir. Por ahora, buenas noches a todos y mañana que el caos decida...
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