lunes, 30 de mayo de 2011

A una extraña IV


Ni tan extraña, ni tan cotidiana
pasas al va y ven del tiempo.
Te sigo, te pienso y te estudio.
Y si te miro y lanzo mi mirada
y ataco tu semblante por un segundo
a ser juzgada en tu balanza
que resulta encontrada en un instante,
entonces se que mañana no tendría que verte.

Si hemos jugado con miradas furtivas
dormitando aquel lascivo deseo por tanto tiempo,
no es que quiera tu piel, tu cuerpo,
pues más deseo acercarme y hablarte
y no que olvide por completo tu rostro
sino que te recuerdo aún menos terrena
que más allá cerca de un ángel.
Sí, sin alejarme de la realidad, puedo idealizarte.

Pero seguro no fallo y me acerco demasiado
pues lo que veo dice más que todo lo que pudieras decirme,
cuando aquel día donde concretamos tanto intento
di cuenta de no soñé dormido ni me mordía los labios
y te vivía despierto palpitante, acelerado, atento.
Si aquel día hablaste no fue para guardar cordialidad
sino para lanzarme palabras de la nada con una chispa
que apenas rompía en tu sonrisa de incredulidad

Pues regreso diario a esperarte y a veces no llegas.
Pero ¿para qué llegar? si te mantengo en mi cabeza,
si aún así te espero ahí dentro para que cuando te piense
no te sorprendas de que te pueda enamorar.
¡Oh si!, difícil no es soñar, y mucho menos intentarlo.
Si te he visto por tanto tiempo, es lo que podría hacer de menos.
Se que puedo, se que algún día volverás a pasar
por la puerta de mi cabeza y por el brillo de mis ojos inmersos

Y ahora el magnetismo de las miradas sera escoltado
por alguna palabra en la boca, pudiendo ser silente con un beso,
pero el tiempo razones para callarte me dará.
Ya no es solo tanto tiempo de vernos y evitarlo
voltear y sonreír pensando que no nos hemos notado.
Podre pararme de frente y atacar aquel corazón
no para matar sino para enamorarlo
y dormirle entre mis manos para cuidar.

Si, seguro estoy de que es verdadero.
Ni tu sonrisa tenue tímida, ni tus ojos brillantes y enigmáticos
ni el diario paseo en mi cabeza
y en mi vilo de suspiros de cuerpo entero
me podría engañar.
Si tengo al menos una gran oportunidad,
muerte doy a todas las posibilidades
antes de rendirme a la idea de dejar de intentar.

//RDL//

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