lunes, 21 de abril de 2014

Dices que estás bien...


Dices que estas bien
pero cuando te veo, no lo estas
¿O será que es cuando me ves?
Sera que en la situación esta la obviedad.
Somos veneno que es adictivo,
somos elixir de vida del que queremos más,
somos lo que ya no somos,
somos por ahora nunca más.
Somos de la incomodidad, los inquilinos
que sospechan estar bien
Pero solos sin su inexistente mitad.

Soy el que ya no más quiere verte,
el que desea estrecharte.
Soy el motivo de tu coraje,
soy la respuesta que muere inerte,
soy el inconsciente que despierta
tus mas bajas pasiones,
del que quieres sangre por venganza,
justicia por dolor,
del que quieres nada y todo lo tienes
aunque de eso el tiempo no sepa la razón.

Finjo que estoy bien porque tu lo estés.
Digo que estoy bien
cuando la mentira sabría aún mas de verdades que yo,
Aunque el peso me gane casi siempre.
Aunque para tal efecto ya no tenga corazón.
El que necio intenta sostener 2 vidas,
El que debe huir antes de que sea demasiado tarde,
el que asienta a la perdición paciente
de un futuro incierto y casi ya inexistente.
Que huye por falta de espacio entre los dos y no por cobarde o ignorante,
pero por falta de los 2.

Y ahora eres la más grande incógnita de mi vida.
La que por razón, la amargura, justifica,
que pospone conmigo la tregua
para dar batalla de las razones que nos obligan.
La que amo aunque duela,
por la que muero aunque merezca,
por la que huyo aunque no pueda,
por la que cedo ante su crueldad,
y a veces, por la que me defiendo
por no morir en un ataque más.

Dices que estas bien y
finjo estar igual.
La cordialidad nos engañaba
cuando animábamos a darnos un segundo más.
Dices que estas bien,
pero ese segundo no lo creo más ya.
Ahora si huyo, no por cobarde ni irresponsable,
pero por si volvemos a recordar
que había alguien importante en ese hueco
y nos busquemos tan solo para el coraje
volver a desquitar.

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