Para que no se aburran en aquellas formalidades a las que casi "a fuerza" tienen que ir antes de salir a hechar desmadre o en el peor de los casos, soplartela toda sin opción negociable a hacer otra cosa más amena, siempre hay opciones que en la mayoría de las veces tiene uno que quedarse para si mismo y tal vez después refunfuñar o en mi caso, escribir esto que escribo, para poder desahogar lo que al final de cuentas fue una amena velada y cena de fin de año con los ajenos, no los suyos...
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A final de cuentas acepté acompañar a mi madre a la cena de fin de año con mi madrina de bautizo, amiga de la infancia de mi progenitora, acompañado de mi hermano y de Jhon, otro que tal vez prefirió algo más divertido que estar con aquellos que te agarran el cachete diciendo "cuanto has crecido, ¡mira! ya eres todo un hombrecito hecho y derecho" (sic.) creo que no llegó a tanto, pero seguramente no esperaba una noche así.
Me apuraban antes de salir porque "me dijo Manina que estuviéramos 8:30" ¡por Dios! ¡o Alá o Buda! ¡¡Cena de fin de año!! la mayoría cena después de las 12, primero abrazos, felicitaciones ya aprendidas, salen con la maleta, lentejas antes que nada para cenar, rituales singulares que yo mismo seguí este año. ¿Por qué no? Inclusive, soy de las personas que les gana el sueño, ya sea por la tedia del ritual o porque simplemente soy de esos que gustan pensar que durmiendo temprano recuperaran las horas perdidas y se levantarán llenos de energías, pero ¿llegar tan temprano? Soy puntual inclusive, pero no era de mi agrado llegar tan temprano, aunque pensaba entre más rápido lleguemos, más rápido nos vamos.
Llegamos y saludamos a la mayoría, desconocidos, ya pintando muchas canas, nadie con quien platicar y nos quedamos parados unos minutos, finalmente no conocíamos a nadie a casi nadie"la tía del sobrino, la mama de la hermana, el hijo del vecino... " títulos que nunca recordaría, y los que conocíamos era la ya reconocida diplomacia del saludo, un "¿como estas?" y acto seguido quedar en silencio. En su lugar me hacia falta un tabaco, avispé y ubique el lugar para los fumadores ¡gracias! acto seguido, salimos los 3 (mi hermano y Jhon) por un pretexto ademas para separarnos de la vista inquisidora de los demás. Ya lo había previsto, no eramos los últimos y aún esperábamos personas. La espera se hizo menos entre carnes frías, (no es albur ni doble sentido aún... más adelante, prometo) paté, y galletas con queso Philadelphia.
Entre más esperábamos, más picábamos la botana y más no llenábamos y más quería irme a hacer cualquier otra cosa, menos estar ahí. Finalmente llegaron todos los que tenían que llegar y mi humor empezaba a tomar un tono troll, con un dejo de molestia como aderezo, todavia más cuando a alguien se le ocurrio dejar el loop del Ipod y repetía y repetía Andrea Bocelli "Por Ti Volare" en sus diferentes versiones hasta llegar al punto para sentarse en la mesa a englutir nuestros sagrados alimentos del año. Añadele al pianista tratando de seguir la voz, todo un expectaculo de alcurnia y gourmet ¡no! pero bueno, como buenos invitados escuchábamos más dormidos que atentos. Al menos yo.
Ya sentados con los cubiertos casi masacrando la comida, sentí nuevamente las miradas de reojo y por alguna extraña razón decidí desistir de empezara devorar. A dar gracias... Entendible que los viejos agradezcan un año más de vida, pero juro que casi me quemo al persignarme... no terminé, me falto el amén y casi podía ver las ampulas en mis manos que dejaba el rito que nos deja la religión, aquella que se hace millonaria dando sermones demagogicos, en fin, no es el punto.
Una última cena al estilo de desembocar en viacrucis no habría sido más amenas con tales personajes, nos acompañaban ahora los exitos secretariales de ayer y hoy kill me! Jhon a punto de risa y yo con los ojos bien abiertos y haciendo cara de sorprendido veía a todos platicar de diferentes temas, mi madre enfrente con mi madrina, realmente no hacía caso a sí me miraban inquisidoramente por mis silencio a punto de trollear o inclusive, creo que ellas mismas estaban enfrascadas en las tecnologías aún GSM de la telefonía celular. I´m so sexy... sexy... sexy! sonaba el tono del celular de Manina cuando le llegaban SMS´s, y aquel himno a las mujeres poderosas "Man! i feel like a woman" de Shania Twain. Mi madre no se que le mandaba, pero era aquel tono que sonaba a cada rato en la mesa hasta que la señora, dueña de la casa dijo "¿recuerdan esrtos aparatos hace 20 años?... ¿no?... hace 20 años no existían estas cosas que nos distrajeran de la platica..." (parafraseando) "¿verdad que están re buenos?" Acto seguido lo pone bajo la mesa sobre sus piernas, 2 segundos después, lo vuelve a poner encima y continua. Mi hermano no se quedaba atrás, a él ni le importaba el comentario de la señora, que inclusive lo decía con algo de humor.
Sale el comentario que da paso a un silencio perturbante y la comidilla del resto de la noche "Espero que les gusten mis carnes" ... ... ... entre risas "No seas así, deja primero terminamos de cenar, ¿alguien quiere las carnes de Norma? cosas que yo ya había pensado 5 segundos antes y obviamente ese "lujo" no entraba en mi dieta ya repleta de carbos. Jhon finalmente dejo salir una risa, no pudo aguantar, y hasta mi hermano puso cara de sorprendido, bajando su celular para atender a la mesa. Jhon aprovechando la inercia tratando de voltearmela y yo contestándole me gusta el lomo al natural... como siempre, no lo logró.
A punta del último bocado "¡¡falta un minuto!! ¡¡la cidra!!" gritan por ahí. Para mi suerte la tenia a un costado mio sobre la mesa, ¡fuck! y yo solo queriendo terminar de comer mis uvas que había empezado a devorar 5 minutos antes porque no más 1 cada campanada terminas corriendo al baño para de menos escupirlas si bien te va. Jhon la abrió finalmente en el conteo "32... 31...30..." y yo a servir como loco, varias copas, una tras otra, 2... 1... ¡Feliz 2012! y yo seguía sirviendo. Digo, no me apuraba mucho repartir abrazos con gente que, sin deberla ni temerla, no deseaba estar del todo con ellos. ¡¡Pero tampoco era bar man!!
Abrazos, besos, si si, los mejores deseos a todos, cordial, cordial... ¡quiero ir a dar un paseo con la maleta! Al fin salgo, como 10 mins. después de dar las 12.Jhon me acompaña con maleta prestada en mano. Por la zona, literal, a la esquina y de regreso. ¡Aqui matan a pellizcos! Entramos y ya con musica puesta.
Hora de desaparecer. Corre a la terraza y llévate los clavos de ataúd contigo. Pasaras un largo rato ahí. Como zombies, la familia se para casi por inercia natural a bailar. Jhon y mi hermano me hacen segunda y quedamos afuera platicando por un largo rato. Aunque era inevitable tener que entrar tarde o temprano, decidimos aguantar estoicamente afuera. Aunque las piernas hacían cada vez más airadas reclamaciones del asunto, parados. Estaba claro que no iban a cansarse al menos hasta que saliera el Sol. Aprovechamos una brecha entre pista y pista y entramos a sentarnos. Acto seguido fuimos victimados uno a uno por el bailongo y las risas. Jhon cayó primero, nada más y nada menos que con la Señora de la casa, menudo espectáculo quedaba mi amigo rapero que meneaba apenas a destiempo de la música. Después Rafa, otro que parecía que tenía clavos en los píes y mucho frío en el resto del cuerpo.
Finalmente decidí mas vale ahora y entre más rápido baile, más rápido me voy (hay video de eso, no le recuerden a quien lo tomo) No es por presumir pero bailaba mucho mejor que todos y más por error que por gusto, atrajimos las miradas mi pareja de baile y yo. Aquella mujer amiga de mi madre que parecía león tras antílope buscando con quien bailar en un desierto sin música. Me animé y rayamos pista. Una y ya. Finalmente...
Lás despedidas. La mayoría de las veces son tristes, pero esta me sabía a tardía gloria. La inevitable carabana agradeciendo a todos los presentes daba pié al cansancio. Bendiciones de aquellos, apretones de manos y abrazos. Gente desconocida al final, la mayoría, que sín embargo agradecían la oportuna decisión de haber asistido a tal reunión de alcurnía y tacita solemnidad.
A final de cuentas fue una buena noche, nunca ortodoxa, nunca tradicional ni normal. Buena forma tal vez de empezar el año. Haz algo diferente si quieres tener resultados diferentes. ¿No?
Hora de desaparecer. Corre a la terraza y llévate los clavos de ataúd contigo. Pasaras un largo rato ahí. Como zombies, la familia se para casi por inercia natural a bailar. Jhon y mi hermano me hacen segunda y quedamos afuera platicando por un largo rato. Aunque era inevitable tener que entrar tarde o temprano, decidimos aguantar estoicamente afuera. Aunque las piernas hacían cada vez más airadas reclamaciones del asunto, parados. Estaba claro que no iban a cansarse al menos hasta que saliera el Sol. Aprovechamos una brecha entre pista y pista y entramos a sentarnos. Acto seguido fuimos victimados uno a uno por el bailongo y las risas. Jhon cayó primero, nada más y nada menos que con la Señora de la casa, menudo espectáculo quedaba mi amigo rapero que meneaba apenas a destiempo de la música. Después Rafa, otro que parecía que tenía clavos en los píes y mucho frío en el resto del cuerpo.
Finalmente decidí mas vale ahora y entre más rápido baile, más rápido me voy (hay video de eso, no le recuerden a quien lo tomo) No es por presumir pero bailaba mucho mejor que todos y más por error que por gusto, atrajimos las miradas mi pareja de baile y yo. Aquella mujer amiga de mi madre que parecía león tras antílope buscando con quien bailar en un desierto sin música. Me animé y rayamos pista. Una y ya. Finalmente...
Lás despedidas. La mayoría de las veces son tristes, pero esta me sabía a tardía gloria. La inevitable carabana agradeciendo a todos los presentes daba pié al cansancio. Bendiciones de aquellos, apretones de manos y abrazos. Gente desconocida al final, la mayoría, que sín embargo agradecían la oportuna decisión de haber asistido a tal reunión de alcurnía y tacita solemnidad.
A final de cuentas fue una buena noche, nunca ortodoxa, nunca tradicional ni normal. Buena forma tal vez de empezar el año. Haz algo diferente si quieres tener resultados diferentes. ¿No?
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